Como comenzó todo

Querida España:

     Como te prometí en mi primera entrada, hoy voy a contarte como empezó esta locura de hacer un blog.


     Cierto día comentando con unos amigos una noticia estúpida que vimos en Telecinco (que novedad) a mi me dio por decir otra estupidez, si cabe, mas gorda que la propia noticia en si (podéis imaginaros el grado de estupidez del comentario) pero lo que en cualquier otro día hubiera caído en saco roto, esta vez hizo gracia… ¡y mucha! Así que, a uno de los lumbreras de mis amigos le dio por sugerirme que hiciera un blog contándole al ciberespacio “mis paridas”, la conversación fue mas o menos así.


AMIGO: “Macho ¿Por qué no haces un blog contando cosas graciosas?”


YO: “¿Un blog? ¿Estas loco? Eso solo lo hace la gente seria, para hablar de cosas serias”


A: “Mira, en los blogs hay tres tipos de personas, las que son estúpidas y ponen estupideces, las que son serias y hablan de cosas serias y las que siendo serias, intentan hablar de cosas serias, pero al final terminan diciendo estupideces.”


     Ante tal contundencia de respuesta, empecé a pensar que porque no podía yo, ser otro de los muchos blogueros que cuentan sus cosas al “mundo mundial”. Y así es querida España, como empecé este blog.


     Que de ¿qué hablaré? Pues mira, pensándolo mucho, yo siempre he sido un tío al que le ha gustado sorprender a la gente y que ésta, nunca sepa cual será mi siguiente ocurrencia. Y éste será el espíritu predominante de este blog, pero siempre con mi toque personal.


     Esto quiere decir, que igual un día hablo de la situación económica de España (“mu” chunga, lo sé, para eso no hace falta abrir un blog) que igual otro día hablo de la receta del “Rin-Ran” (plato típico de Cazorla) según el ánimo y las ganas de contarte cosas que tenga ese día y siempre desde una mirada “extranjera”, irónica y a veces, porque no decirlo, absurda.


     Sin más, querida mía, me despido por hoy de tí, en mi próxima carta te hablaré de… bueno, permíteme que te deje con la intriga, ¿vale?


     Eternamente tuyo y desde la lejanía...


JUAN TAMAYO SEVILLA